lunes, 8 de agosto de 2011

Exposición de 4 sombras en grafiotos por Julian Vilca, exponiéndolo en letras con intromisión de Baldo Orens.

Al fondo un local desnudo con el color magenta creando líneas aceradas que definen un rincón semi iluminado. Dos cuerpos vestidos de sombra están en una posición de pelea o baile, no sabemos si son un hombre y una mujer, una mujer y una mujer o un hombre y un hombre.  Sus formas rompen las  líneas claras del rincón y  de algunos objetos rectilíneos apostados en lugares diversos. Una especie de candelabro de seis luces parece que dividiera el espectro en dos dimensiones, una de luz superior y otra en degrade de sombras inferior. Las figuras parecen surgir de lo subterráneo.

Entre la densa masa de verdores y marrones, la sombra de un erizo difuso resuena sombríamente en la borrosa dinámica del agua profunda, tal vez. Fragmentos marginales parecen flotar en siluetas semiluminales, fragmentos que tienen la forma de esquirlas de placenta. En la escena cuadricular un  dedo negro con líneas borrosas y  azules en sus bordes parece interrumpir la visión en la esquina superior derecha. El suelo es de un amarillo sucio, sobre él algunas envolturas de plástico y algunas algas de verde oscuro y gelatinoso se esparcen reflejando en ciertas esquinas pedazos de una luz acuosa y desubicada.

La imagen de un niño casi corriendo está totalmente aglomerada con sombras. Es una sombra que parece dejar una estela con trozos de imágenes de vestimenta, estela en movimiento que se contrapone a la visión de personas inmóviles comprando en un supermercado. El contexto, es un pasadizo de artículos de comida que dan a otro pasadizo de artículos de limpieza que dan con un fondo de aparadores de vidrio con pescados y carnes y empleados vestidos de blanco con mallitas blancas también sobre su cabeza, son pequeños, diminutos en el fondo, y tienen un color que se impone. El niño no está en primer plano, y parece huir o correr, no sabemos si por juego o por alguna otra razón. Parece que va esquivar el carrito de algún cliente.

Una mesa con la silueta cargada de sombra de una fruta indefinible. Detrás varias sombras de espalda o de frente no se sabe, la mesa también es una sombra que parece un animal cuadrúpedo, la lámpara está apagada, y la ventana detrás es un orificio cuadricular hacia el abismo. Las paredes tienen el reflejo oscuro  de todo lo que está presente en lo que supuestamente es un cuarto,  la viste totalmente de negro intenso, denso, líquido que se desparrama y cubre. Una sombra más, de algo inexplicable surge del lado derecho de la imagen, parece una cabellera o una red sin nudos o con nudos muy pequeños, casi imperceptibles, tal vez un cauce bullendo de un reloj que está fuera de cuadro, lejos. Hay algo más,  un cuadrado superior, tal vez un cuadro colgado sobre el lago umbrío de las paredes,  una foto construida con un  ojo de pez que deja entrever la sombra de una persona apoyada sobre un poste de luz apagada naranja, la ciudad es grande,  absurda, azul o gris, marrón posiblemente, vacía, o se ignora, pues está cubierta por un tul olvidado de una persona en luto.